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A cargo del Pastor Karpatofstenes y sus santas palabras

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Hermanas, hermanos y hermanes: estamos reunidos hoy aquí, por videconferencia, para parabolear un toke, ya que es domingo y los domingos ¡qué otra cosa mejor puede hacerse en esta época de pandemia!

Estoy en el púlpito, solito, pero siento vuestros corazones latir, sus procesadores crujir… así es la familia… amén… Se escuchan aplausos, gritos, risas, está claro, por algo somos familia…. Porque vivimos todes juntes en familia, amén, oremos, aleluya, Divina Gloria Stefan, ¿pero qué sucede con aquellos incrédulos que alguna vez se han ido? 

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Quizás alguien se mudó, trabajó en un burguer king o practicó boxeo en un barrio lejano, se hizo amigo de Jiro Tanigucci y regresó  …. Porque llega un día en que todo llega y eso que era lo que era ya no es lo que es, es otra cosa, todo muta, cambia, el viento, el paisaje, todo evoluciona, menos el hijo zángano, ese siempre es el mismo papanatas, es como aquel que ha tenido una prolongada época de pirata y que de pronto se quedó sin tesoros, sin isla, sin barco y sin amigos…hasta que llega una nueva oportunidad, una época dedicada a demostrar la capacidad de luchar por dar la vida en sacrificio de postumacidad y de adoración a nuestro mártir y redentor ¿acaso alguna vez pensamos en ello? 

El hijo zángano está nuevamente entre nos… ha vuelto… el inútil, el bueno para nada… la oveja negra del palomar…. Y la iglesia todo lo perdona, hermanas y hermanos, eso nos enseña nuestro credo y redención, nuestra hermandad aleluyera y familonga de domingo, de sobremesa y borrachera. Entonces ¿por qué no íbamos a perdonar nosotres?… que somos unes simples pescadores, cazadores y recolectores de trufas… y así hemos vivido durante años, sin calentarnos por nada…. Hasta que a alguien se le ocurrió aferrarse a una semilla y a otro al arado. Entonces nos hicimos sedentarios y nació el capitalismo. Pero no murió el amor. El amor nunca muere. Está siempre ahí, antes que uno… el amor de la familia y el perdón, el sacrificio y la rinoscopía… es como la oscuridad, el amor, está en todas partes, excepto cuando hay mucha luz, al mediodía, por ejemplo.

Me caigo y me levanto para sanar mis salpicones y los vuestros. Me corto las uñas de los pies en adoración al Santi Asimov y comparto con vosotres la concatenación de esta cadena adoratrística, única, salvaje, pero que nos pregona para la liturgia y el verano próximo, se hace carne en nosotros y aleluya, ya es la hora de la redención y el cafecito… a Dios.

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