El biólogo Giorgio Cáceres descubrió un gusano muy extraño debajo de su balcón, en un lujoso edificio de Puerto Madero. Se trata de una criatura alargada -el parásito, no el biólogo, con colmillos afilados, patas curvas como pinzas, largas mandíbulas y ojos celestes.
La bestia estaba viva cuando fue hallada pero murió al poco tiempo en el laboratorio del profesor Cáceres, debido a las pruebas practicadas.
Los investigadores creen que el gusano vivía oculto en las profundidades marinas hasta hace poco tiempo, cuando migró hacia zonas más altas por la subida del nivel del mar y todo eso. Según el pasaporte que llevaba en un bolsillo, habría pasado antes por Arabia Saudita, Paraguay y Uruguay.
Los expertos dicen que este gusano es un ser muy extraño debido a su aspecto externo y a sus comportamientos y costumbres:
“no tiene tendencia a acercarse ni a comerse plantas ni otros animales; aparenta ser solitario y parece no tener demasiados amigos. Por eso pensamos que quiere destruir el mundo”.
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La investigación continua, incluso con el bicho muerto, ya que se espera que el gusano siniestro resucite de un momento a otro, como ya ha sucedido en otra oportunidad con similares personajes del ámbito político.
“Se muere y al rato resucita, se muere y resucita” es fantástico, dijo el Biólogo, admirado por este comportamiento del invertebrado.
No obstante, el Dr. se muestra cauteloso, ya que, en sus palabras:
“Puede ser un animal muy peligroso porque no sólo tiene colmillos y patas, sino también una especie de antenas que creemos que usa para inducir a los seres humanos a hacer lo que él quiere“.
Para ejemplificar agregó:
“En mi caso me hizo hacer una serie de cosas que no son propias de mí y que nunca haría, como escribir notas exculpatorias para el gusano. Qué pérdida de tiempo y qué engorro”.

Otro sujeto que sufrió la influencia del parásito en carne propia fue el ayudante del Dr. Giorgio Cáceres. Según declaraciones realizadas a Mondowebo por videoconferencia, el pobre hombre fue víctima de una especie de control mental ejercido por el gusano.
“Me obligó a dejar el país, así que me fui a Chile, sin saber por qué ni para qué. Ahora estoy aquí en un hotel de Santiago y me gustaría volver a ver a mis hijos, pero no sé si me lo permitiría el gusano”, dijo el pobre hombre, algo deprimido por la situación.
Por su parte, el Dr. Giorgio Cáceres se puso a trabajar a destajo en el laboratorio, con la finalidad de destruir al gusano antes de que éste destruya al ser humano.
“Estoy convencido de que el gusano, utilizando sus poderes psíquicos, pretende mandarme a volar por los aires junto con mi laboratorio, y desde ya les advierto que, si eso pasa, el gusano y su libro serán el único recuerdo que quedará de la Humanidad en la Tierra”.
Por último, remató “creo que ya tenemos suficientes gusanos en la Argentina”.
SolomilloenMondiweb