El verano argentino estalló con temperaturas ridículamente altas y el veraneante promedio se pregunta qué hacer para mitigar la calor.
Bueno, además de tirarse a la pileta, fuente de la plaza, o río, laguna o mar si hay uno cerca, o introducir frecuentemente la cabeza bajo la canilla del baño o la cocina, o yacer sobre tibios azulejos con el torso desnudo y la mirada perdida sobre la heladera abierta, ahora es posible saborear unos exquisitos churros de queso azul, acompañados quizás de un rico tereré de vodka o por qué no, ginebra. Estos esponjosos manjares creados por una jubilada tandilense vieron la luz por un error fortuito, azaroso, redundante, al emplear la abnegada anciana para la confectura, queso roqueford en vez de dulce de leche.
Los churros de más está decir se volvieron una sensación singular en Punta del Este, donde nuestras cámaras captaron a la mismísima Susana Gimenes degustando estas delikatessens.

Lo cierto es que la cocina de Evarista Tagliaretti se ha visto inundada de pedidos no solo de la Argentina, sino también de
Lo cual obligó a la mujer a hacerse monotributista y abrir una miniPyme. El próximo paso, nos cuenta mientras se le quema una tanda de apetitosos bastoncillos de harina y grasa, son los churros de mostaza.
Desde mondoweb-o.com felicitamos a esta emprendedora que demuestra que de los errores cotidianos pueden surgir delicias inesperadas.